domingo, 7 de noviembre de 2010

todas las ventanas.

Despejó de un lado los nombres. Limpió las paredes altas. Ordenó las tapias y los contramuros. y subió a la azotea. Se apoyó en el quicio, descarcelando algunas sombras, al perfil de la terraza. Y permaneció inmóvil.


Le lloraban los codos.

Quedaban aún, sobre las antenas, las mismas imponentes montañas, un rastro usado del día. Los últimos ruidos que evaporaban las aceras. Las prisas ajenas menguadas. El frio del silencio subiendo a tropel huyendo de las habitaciones, empujaba su espalda.

Ya no era un hogar. Las horas habían abandonado los pasillos, la cocina, el baño, las camas, y se habían incrustado en los azulejos, en el cemento, los contrafuertes y los relojes. En los espejos y en los rodapiés. En todas las columnas vertebrales. En los desayunos y en las cenas. Tensó los tendones de los dedos. Crujieron las marquesinas. Levantó los codos. Enmudeció la calle y sus antenas. Dio media vuelta.

Y volvió a bajar.

Y tras él. Su horas fieles.




4 comentarios:

  1. La nostalgia, a veces, lo impregna todo.
    Un besote Peluí, y cuidate los codos.

    Anita Noire

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  2. "Despejar, tapia, quicio, menguado, tropel, rodapié : 6, seis palabras que habré aprendido en un solo texto!
    Hoy, gracias a ti, me acuesto más inteligente :)

    (En realidad, ya se me olvidaron 5, solo me acuerdo de rodapié! Sin embargo no tiene nada que ver con la palabra en mi idioma : plinthe!)"

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  3. Anne, de hecho es la única palabra que te será útil :)

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