Le lloraban los codos.
Quedaban aún, sobre las antenas, las mismas imponentes montañas, un rastro usado del día. Los últimos ruidos que evaporaban las aceras. Las prisas ajenas menguadas. El frio del silencio subiendo a tropel huyendo de las habitaciones, empujaba su espalda.
Ya no era un hogar. Las horas habían abandonado los pasillos, la cocina, el baño, las camas, y se habían incrustado en los azulejos, en el cemento, los contrafuertes y los relojes. En los espejos y en los rodapiés. En todas las columnas vertebrales. En los desayunos y en las cenas. Tensó los tendones de los dedos. Crujieron las marquesinas. Levantó los codos. Enmudeció la calle y sus antenas. Dio media vuelta.
Y volvió a bajar.
Y tras él. Su horas fieles.
La nostalgia, a veces, lo impregna todo.
ResponderEliminarUn besote Peluí, y cuidate los codos.
Anita Noire
"Despejar, tapia, quicio, menguado, tropel, rodapié : 6, seis palabras que habré aprendido en un solo texto!
ResponderEliminarHoy, gracias a ti, me acuesto más inteligente :)
(En realidad, ya se me olvidaron 5, solo me acuerdo de rodapié! Sin embargo no tiene nada que ver con la palabra en mi idioma : plinthe!)"
nada,nada.. son chorradas literarias.
ResponderEliminarAnne, de hecho es la única palabra que te será útil :)
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